lunes, 14 de septiembre de 2015

TERRORES NOCTURNOS

¿Qué son los terrores nocturnos?

Como su nombre indica los terrores nocturnos son un acontecimiento que sucede durante la noche, asociado a una de las fases del sueño, es decir, se trataría de un tipo de trastorno del sueño, que en este caso afecta principalmente a los niños, y consiste en una vivencia terrorífica que lleva a quien la padece incluso a gritar y despertarse angustiosamente, y que tiene como característica destacable que desaparece espontáneamente con el tiempo.
Generalmente surge a una edad temprana, entre los tres y los siete años, tiene mayor incidencia entre los niños, y presenta la peculiaridad de que, al igual que surge sin que exista ni medie causa aparente, desaparece sin precisar para ello ninguna intervención farmacológica o terapéutica; es por ello que algunos profesionales lo han asociado a un aspecto madurativo del cerebro.
La gravedad de los terrores nocturnos no se encuentra tanto en el hecho en sí mismo, sino en las consecuencias que puede tener sobre la salud del menor la interrupción repentina y repetida del sueño durante la noche. El número de veces que se produce a lo largo de la semana, las lesiones que pueda sufrir el niño al golpearse contra muebles u objetos o al caerse de la cama, o los síntomas asociados, van a indicar la gravedad del trastorno y, con ello, la necesidad de tomar medidas para evitar esos efectos secundarios. 
Síntomas y manifestaciones de los terrores nocturnos
Varios son los síntomas característicos de estos terrores durante el sueño, pero el principal es precisamente la vivencia de imágenes y sensaciones terroríficas durante la noche, que van acompañadas de una gran excitabilidad e hiperactividad por parte del menor, en ocasiones con verbalizaciones o gritos, e interrupción brusca del sueño.
Esta sintomatología, a pesar de ser más habitual entre los niños, se puede producir también en adultos, sin que sea necesario que éstos la hayan experimentado durante su infancia o adolescencia, y en su caso aparece sobre todo cuando se encuentran sometidos a fuertes tensiones emocionales asociadas al estrés, o bien como la consecuencia indeseada de una importante ingestión de alcohol.
Los síntomas más frecuentes asociados a los terrores nocturnos son los siguientes:
  • Vivencia del terror nocturno con imágenes y sensaciones desagradables.
  • La duración de los episodios suele oscilar entre 2 y 40 minutos como máximo.
  • Se produce una activación del niño, con respiración acelerada, sudores y taquicardia.
  • En ocasiones, habla o grita durante el episodio de terror nocturno.
  • Puede gemir, sollozar, e incluso llorar aunque siga dormido.
  • Se mueve en exceso, lo que le puede ocasionar lesiones por golpes o caídas.
  • Los episodios suelen empezar a primera hora de la noche, tras acostarse.
  • Al día siguiente el pequeño no tiene conciencia de lo sucedido.
  • Cuesta mucho despertar al niño en mitad de un episodio y, cuando se consigue, puede llegar a agredir a quien le despierta, no recordando lo que estaba viviendo, y mostrando desorientación y confusión. 
Diagnóstico de los terrores nocturnos
Antes de poder establecer un diagnóstico de los terrores nocturnos hay que descartar otros fenómenos con sintomatología parecida como son:
  • Las pesadillas. Aunque su contenido sea similar al de los terrores nocturnos, éstas se producen durante la fase REM o MOR, es decir, la fase de la ensoñación, de la que es fácil despertar al niño, el cual narrará detalladamente su vivencia.
  • Somniloquio, que consiste en emisiones de sonido asociado a ensoñaciones, pero no va acompañado de la activación fisiológica del pequeño.
  • Movimientos rítmico, ya sea de la cabeza o de todo el cuerpo, como si se meciese, acompañado de sonidos guturales; éste se produce normalmente de los seis meses a los dos años.
Cuando los terrores nocturnos se producen en adultos, además hay que explorar y descartar que se deba a la ingesta de sustancias, o debido a alguna de las siguientes patologías:
  • Trastornos del estado de ánimo, como trastorno por depresión mayor o trastorno bipolar, que van a dificultar el inicio del sueño.
  • Trastornos de ansiedad, como el trastorno de estrés postraumático o el trastorno de ansiedad generalizada, que van a ir acompañados de repetidos recuerdos de momentos traumáticos vividos o temidos.
  • Trastornos relacionados con la personalidad, como el trastorno límite de personalidad o trastorno esquizoide de la personalidad.
Una vez descartadas las patologías anteriores, se puede establecer el diagnóstico claro de trastorno del sueño por terror nocturno, sabiendo que éste se puede producir incluso durante el día, por ejemplo durante la siesta.
Tratamiento de los terrores nocturnos
Entre las causas probables de este trastorno del sueño, está la base genética, al considerarse hereditario, así como haber padecido fiebres, tener acumulada falta de sueño, o haber vivido recientemente situaciones de estrés, que pueden desencadenar estos terrores. Incluso se ha llegado a indicar que se puede deber a una inmadurez del cerebro que con el tiempo se corrige, de ahí que los terrores desaparezcan sin previo aviso.
Actualmente no se dispone de tratamiento ni farmacológico ni terapéutico específico para los terrores nocturnos, debido a que de momento se desconoce cuál es el origen y la función del problema, por lo que únicamente se ofrecen consejos acerca de cómo mejorar la calidad del sueño y, con ello, esperar a que no aparezca el pavor nocturno, como también se le conoce.
A pesar de lo dicho, se puede establecer un tratamiento farmacológico adecuado para paliar los síntomas asociados a los terrores nocturnos, atendiendo a la gravedad del caso; así, también es recomendable enseñar, mediante psicoterapia, a regular los niveles de estrés del niño y a hacer frente a las tensiones diarias, para que éstas no se acumulen y afloren durante la etapa del sueño.
Consejos para prevenir los terrores nocturnos
Los consejos que se dan para prevenir los terrores nocturnos, son los mismos que para cualquier otra alteración del sueño; es decir, lo que se busca con estas recomendaciones es que el pequeño consiga conciliar el sueño plácidamente, eliminando para ello cualquier elemento que pueda excitarle y activarle antes de irse a la cama, ya que ello va a incrementar la posibilidad de sufrir terrores nocturnos.
Consejos para los padres:
  • Aprenda a distinguir entre los terrores nocturnos y las pesadillas y, si tiene alguna inquietud sobre a qué se debe el problema de su hijo, acuda al especialista.
  • No trate de despertar al niño mientras sufre el episodio de terror nocturno, ya que puede mostrarse violento con quien le despierta.
  • Recuerde que su hijo no está sufriendo, y que al día siguiente no se acordará de lo ocurrido.
  • Quite cualquier objeto que pueda estar cerca de la cama y separe ésta un poco de la pared, para evitar que se pueda lesionar cuando se mueva.
  • No demuestre su preocupación por lo que está viviendo su pequeño, porque éste lo notará y pensará que está haciendo algo mal, pudiendo así aumentar su nivel de ansiedad.
Consejos para mejorar la calidad del sueño del niño:
  • Evite las cenas inmediatamente antes de acostarse, e intente que éstas sean ligeras.
  • Deje que su hijo exprese todas sus preocupaciones y las experiencias que quiera compartir para evitar que se acumulen y puedan desencadenar algún tipo de problema.
  • Procure que el niño realice una actividad relajante antes de dormir, por ejemplo leyendo un cuento, y evitando ver la televisión o jugar con videojuegos en las últimas horas de la tarde.
  • Darle un baño con agua templada antes de acostarse.
  • Cuando tenga edad para ello, acostúmbrele a que escriba en un diario las actividades que tiene que hacer al día siguiente, de forma que no le vaya a preocupar el olvidarse de algo.
  • Mantenga una regularidad en cuanto al horario de sueño, procurando que diariamente duerma ocho horas como mínimo.
Escrito por Dr. Juan Moisés de la Serna, Doctor en Psicología de: "Terrores nocturnos", tomado de:  http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/familia-y-pareja/terrores-nocturnos-12016

domingo, 6 de septiembre de 2015

LA PAREJA

Una pareja son dos personas que se encuentran unida por algún lazo afectivo-erótico, pero dentro de este título existen mas palabras que se hace muy complementario y es el término relación.
Aquel acepción es tan importante como comer para nuestro cuerpo; el tipo de relación que lleve con su pareja va a definir su estado de ánimo presente y tal vez futuro. Las relaciones de pareja son de elementales establecimientos de un nuevo subsistema para este gran sistema llamado sociedad.
Las relaciones de la pareja no deben terminar con los hijos, o después de cinco años de casados, peor aún,  después de muchísimos años más. Aunque no se conoce el futuro de nadie, pero se lo puede ir construyendo con sus actitudes, con el diario vivir del presente.
El inicio de una relación de pareja puede definirse e incluso podemos saberlo cuando iniciarlo, pero, ¿Por qué no saber cuándo va a terminar? ¿debería traer consigo en su frente una fecha de caducidad?
Puede llegar a ser como la edad; inicia, pero, no sabemos cuando acaba y es más -¡algunas nunca pasan de moda!-
Muchos de nosotros nos hemos hecho preguntas que tal vez no son muy difíciles de responder y una de ellas es lo que a diario hacen algunos de mis pacientes en consulta -¿Por qué acaba las relaciones afectivas positivas en las parejas?-, algo muy elemental que todos debemos saber, es que nunca nos levantamos diciendo hoy voy a termina con mi novia/o, esposa/o, aunque algunos/as si pueden levantarse con la decisión de terminar al otro/a; pero, esta decisión se ha venido construyendo durante algunos años, algunos se preguntan ¿Qué he hecho para que mi novia/a, esposo/a termine conmigo?, yo les plantearía que mejor se hagan la pregunta, ¿Qué he hecho para conservar mi relación?.
Recordar siempre en vuestra mente, el amar no comprende humillarse o someterse a la otra persona, en nombre del sentimiento que tienen muchas acepciones diferentes, es poder llevar en armonía y comunión mediante decisiones flexibles pero firmes.
Siempre comprender que la desestructuración o el deterioro de las relaciones de parejas se dan a lo largo del tiempo; algunas duran mucho, otras pocos, algunas son conscientes, otras personas ni siquiera se dan cuenta de que es lo que pasó a su alrededor con la persona que lo acompaña afectivamente.
El deterioro de las relaciones se dan por orden económico, afectivo, social, y personal. Una de las grandes distorsiones, es la incorporación de un esquema tradicional de pareja; cuando la persona lo/a observa y lo introyecta con un carácter mercantil, distorsionando totalmente la idea original de formar una pareja; dando para recibir algo a cambio, en este caso es afecto. 
La simbiosis que a veces pretenden ejecutar es algo absurdo, porque elimina como persona a una de los dos, al cual el otro lo absorbe simbólicamente y lo hace simplemente en objeto; el objeto de deseo y de satisfacción del otro, ejecutando de esa forma una anulación de su estado psíquico. Pero, detrás de aquellas relaciones existe algo mucho más profundo que se descubre en terapia, siempre hay que buscar la etiología de esta actualidad; siempre buscar los antecedentes de esta relación, ligado esto a su infancia y a la forma y el tipo de relación que tuvieron con el padre, madre, hermanos/as (si los tuvo), como fueron sus juegos que preferían, sus actitudes, pues de ello podemos saber y anticipar conductas y actitudes e incluso pensamientos que tiene en la actualidad. preguntar siempre es importante, comenzar con lo más básico y luego desglosar lo que con mucha cautela se encuentra.
Cuando se conoce la etiología del problema y el tipo de personalidad o los rasgos que se hacen presente en el/la paciente, nos damos cuenta desde que perspectiva psicológica, metodológica y terapéutica hay que abordarlos.
Pero, yo no vengo a darte una larga explicación de la psicología de la pareja, sino es importante tener en cuenta ciertos aspectos de esta relación. En muchas de las ocasiones es necesario preguntar sobre los padres de la pareja como fueron de niños con ellos o con ellas, es importante conocer cuál es la perspectiva que él o ella tienen del mundo, es decir hay que explorar su sistema de pensamiento, esto es solo para tener una vaga idea de con quién nos estamos involucrando afectivamente.
La comprensión dentro de la relación afectiva es algo que se debe tener en cuenta porque les recuerdo que ambos vienen con culturas diferentes, aunque se hayan criados en el mismo barrio, ciudad, o debajo del mismo puente.

Dentro de la constitución de las parejas es buscar casi siempre, -¡su media naranja!- termino que se acomoda muy bien si lo vemos con su otra mitad perfecta; pero, esta acepción la he visto como trasgresión a la autonomía propia, es decir, simbólicamente no puede autodenominarse como alguien completa, sino que necesita de otra persona para sentirse completa/o, seguro/a, permitiendo por lo general que -su otra mitad decida por él/ella-. Se puede decir, que psicoafectivamente este ser humano no se encuentra estructurando/a psíquicamente de forma “normal”, si es que cabe este término en nuestra actual sociedad. Porque yo pregunto ¿Qué es lo normal para vos, será igual para mí?.
Las relaciones de parejas para quesean estables deben de abordar los temas con asertividad comunicacional, comprensión, escucha activa, y recordar que debemos amar al otro como nos gustaría ser amados; pero también teniendo en cuenta que nadie puede dar lo que no tiene, así que se debe de comenzar amándose a uno mismo y perdonándose.
Saludos y éxitos.

Ps.Cl. Joel Cañarte Sigüencia 
Psicólogo Clinico

Actividad: "Carta a mi ansiedad"

  Objetivo: Ayudarte a identificar, expresar y externalizar sus pensamientos y emociones relacionadas con la ansiedad, promoviendo mayor au...