La familia es la unidad social, y se la considera como una organización social primaria que se caracteriza por sus vínculos, y por las relaciones afectivas que en su interior se dan, constituyendo un subsistema de la organización social. Los miembros del grupo familiar cumplen roles y funciones al interior de esta, funciones y roles que son los que permiten relacionarse con otros sistemas externos, tales como el barrio, el trabajo, la escuela, etc.
Es dentro del grupo familiar en donde se aprenden los valores y se transmite la cultura, la cual será filtrada y orientada por cada sistema. La ubicación geográfica de este sistema familiar (rural o urbano) determina también ciertas características de la organización y los roles que en ella se dan.Cuando tomamos a la familia con un enfoque sistémico, esta perspectiva hace necesario tener en cuenta sus características, como sistema en su totalidad, con una finalidad, formado por seres vivos, complejos en sí mismos, en el que se debe tener en cuenta que este sistema familiar es más que la suma de cada uno como individuo, que en él se genera un proceso de desarrollo, que permite su crecimiento en complejidad y en organización; que debe tomar en cuenta una perspectiva multigeneracional en el que un evento histórico o situacional afectará a los miembros del sistema familiar, en diferente grado, pero al final todos serán de cierta manera modificados por esta situación.La pérdida de amigos o de cónyuge dentro de la familia, ya sea por fallecimiento (lo más frecuente a esta edad) o por separación puede cambiar su proceso de vida, generando dependencia, depresión, dificultades económicas, estrés y cambios en las relaciones con los hijos y amigos (Miller, 1990)
Edinberg (1987) plantea que existen barreras que no facilitan la vida en común de la familia. Una de estas barreras la constituyen las nociones preconcebidas acerca de los más viejos. Por ejemplo, se acostumbra decir que son rígidos, no escuchan, quieren controlar la vida de los demás, son irracionales, todo esto porque son viejos. Estas características las puede presentar una persona a cualquier edad y no se puede asegurar que todos los adultos mayores las presentan.
Otras barreras que se presentan con frecuencia es la culpa[1]; parece ser común que estos sentimientos intervengan en la forma en que las familias interaccionan, combinado con la necesidad de castigarse a sí mismo, por haber violado. La culpa es dolorosa y genera reacciones somáticas (sudoración, problemas con el sueño, dolores, ansiedad) conductuales (comer mucho, beber en exceso, descansar más de lo adecuado).
Se hace evidente que las manifestaciones de la culpa sentida por cualquier miembro de una familia con respecto a los adultos mayores, afectará la convivencia o el proceso de interacción familiar de forma negativa. El proceso de desarrollo de todo ser humano, llamado vida, no se puede transcurrir sin cometer errores, ni se puede transcurrir pensando que todos van a comprender los actos de dicho sujeto. Entonces todo aquello va a comenzar a generar un nivel de disfunción en el grupo primario; siendo este un sistema cerrado que existen interdependencia de los que allí habitan, aquello lo denominamos crisis generacionales con sus respectivas manifestaciones emocionales, conductuales o somáticas; todo esto va a generar culpa a corto, mediano o largo plazo; todo aquello si no es resuelto en un ambiente de confianza, respeto y seguridad.
Dentro del aumento de la posibilidad de vida y el riesgo asociado de padecer enfermedades crónicas ha permitido que exista un gran número de personas mayores que necesitan cierto grado de ayuda para poder desenvolverse en su vida diaria. Aunque la mayor parte de las personas mayores viven con buenos niveles de autonomía y salud, nuestra sociedad asiste a un aumento sin precedentes de los fenómenos de dependencia, es decir, del número de personas que necesitan algún tipo de ayuda para desenvolverse en su vida diaria, ajustarse a su medio e interactuar con él (Montorio, Yanguas y Díaz- Veiga, 1999).
El envejecimiento de la población y el aumento de la supervivencia de las personas mayores en las edades más avanzadas, es un fenómeno conocido como sobreenvejecimiento, el cual conlleva el incremento de la necesidad de apoyo y ayuda, especialmente de las personas que presentan una edad más avanzada. De aquellas personas que necesitan asistencia para continuar viviendo en la comunidad, las tres cuartas partes reciben un apoyo de tipo informal, siendo la familia la que más contribuye a este cuidado (INSERSO, 1995; INSERSO, 2005; Rodríguez, 2004)[2]. Los cuidadores informales (familiares, amigos y vecinos) proporcionan el 85% del cuidado que se presta en el domicilio (Whitlatch y Noelker, 1996).
Posibles causas del abandonofamiliar
Las personas mayores viven cotidianamente formas sutiles o abiertas de maltrato. En algunos casos son gestos de disgusto, indiferencia, silencios prolongados otras veces puedes ser palabras groseras o hasta empujones. La mayoría de personas mayores también tiene incorporada la imagen social desvalorizada de vejez lo que influye en su baja autoestima. ¿Cómo hace una persona mayor para continuar teniendo un techo donde vivir "sin incomodar al resto"?. Según Palacios Zavala, Ms. (2005)[1]menciona que “por lo general además de ser invisible para el resto trata de acentuar esa invisibilidad encerrándose en su propio silencio o mostrándose siempre dispuesto a los requerimientos de la familia”, ya sea esto “yendo a comprar el pan o el periódico, quedarse cuidando a los nietos mientras los adultos trabajan o se van de fiesta, cuidando del familiar enfermo (generalmente las mujeres mayores), entre otras”[2].En caso de tener problemas de salud, muchos callan para que no les reprochen que no está en su presupuesto el curarlo o que ya se le pasará; `por lo que generalmente se les lleva a atender a los hospitales o al centro de salud cuando ya no hay mucho que se pueda hacer.
Caballero y Remolar (2000) y Goikoetxea (2008) proporcionan catorces características familiares susceptibles de considerarse como situaciones de riesgos para un adulto mayor, los cuales pueden ser afectados por algún tipo de maltrato y ser desplazados hacia el abandono, por lo cual se los presenta de forma muy esquemática, esas situaciones y/o condiciones del ámbito familiar, las cuales son:
1. Ancianos que requieren numerosos cuidados y que además exceden la capacidad familiar para asumirlos.
2. Cuidadores que expresan frustración en relación con la responsabilidad de asumir el papel de cuidado y muestran pérdida de control de la situación.
3. Cuidadores familiares que presentan signos de estrés (sentimientos de frustración, ira, desesperanza, baja autoestima, soledad, ansiedad…).
4. Ancianos que viven con familiares que han tenido historia previa de violencia familiar.
5. Ancianos que viven en un entorno familiar perturbado por otras causas (paro, conflictos de pareja, hijos problemáticos, enfermedad crónica de algún miembro…).
6. Familias en las que el cuidador experimenta cambios inesperados en su estilo de vida y en sus aspiraciones o expectativas sociales, personales y laborales.
7. Cuidador con algún problema psiquiátrico.
8. Cuidador con narco-hábito, alcoholismo y/o ludopatía.
9. Cuidador con escasa red de apoyo familiar y/o social para descarga.
10. Cuidador con otras tareas de cuidado, obligaciones y responsabilidades (paterno-filiales, conyugales, laborales y domésticas).
11. Nivel pobre de relaciones entre cuidador y anciano.
12. Cuidador que se dedica en exclusiva al anciano.
13. Cuidador con antecedentes de maltrato por parte de los progenitores.
14. Familias con problemas económicos.
Aquello que se menciona son solo algunas causas del abandono familiar hacia el adulto mayor, que en la mayoría de los casos los lleva a una “situación calle”, cabe recalcar que son un sinnúmero de causas que existen, pero estas son las más evidentes. Acompañado de esto, (se mencionó anteriormente) el sistema de pensamientos de una cultura o sociedad, reduccionista y antagonista, que solo puede observar y valorar lo productivo e intereses de por medio. Dejando de lado el saber que en algún momento llegaran todos a esa misma edad; tal vez con situaciones diferentes. Todo esto configura un solo pensamiento el de “librarse de una carga”, una carga creada por la ideología de cada uno de los sujetos que así lo piensen y así mismo otros lo valoramos adecuadamente
Psic. Joel Cañarte Sigüencia
[1]PALACIOS Zavala, Carlos Ms. (2005). “El maltrato al anciano en el Ecuador”. Pág.. 70
[2]Apuntes de la autora en consulta psicológica a Adultos Mayores del Centro del Buen Vivir MIES-FEDHU.
[1] Podría definirse culpa como la reacción física y verbal al sentimiento de haber violado una regla.
[2] RODRÍGUEZ Domínguez, Sandalio (1989). “La vejez: Historia y Actualidad”. Pág. 64